lunes, 23 de enero de 2012

M de maestra.

Recuerdo lo que se sentía el primer día de clases cuando iba a la escuela. Recuerdo que sufría de un tipo raro de ansiedad. Porque aunque por un lado me resistía a enfrentar la realidad, por el otro, mi emocionaba regresar a las aulas y conocer a los que serían mis nuevos profesores. Era una especie de reto. Hacías el "chequeo", hacías una primera clasificacion, dejabas que hablara, que pusieran las reglas del juego, y porsteriormente, les agarrabas el modo. Todos tenían uno.

Ahora que doy clase, me gusta hacer lo mismo. Sigo sufriendo la ansiedad y me gusta establecer las reglas del juego. También hago el "chequeo" y la primera clasificación, lo diferente es que ahora soy yo a la que le deben agarrar el modo. También tengo mi modo. Sólo que es un poco dificil. Constancia y responsabilidad. Interés. No creo ser una maestra dificil. De hecho creo que casi todos los maestros somos fáciles de complacer... pues sólo tenemos un objetivo, que aprecien y reciban lo que tratamos de ofrecer... lo que les queremos dar.

Aún recuerdo que mis profesores me preguntaban si no me gustaría dar clase en el futuro... yo siempre contestaba que no. Que adolescía de paciencia y tenía poca disposición. Hoy la vida me ha traido hasta aquí. Y he descubierto algo: no cualquiera tiene la dicha de serlo. Es un acto de amor, con la vida. Porque es una manera de regresar un poco de lo que se te fue brindado... es una cadena de conocimiento. Me gusta, lo disfruto. Y con el paso del tiempo, voy descubriendo que puedo dar cada semestre un poco más de mi.

Esto sólo se lo puedo agradecer a las personas que en algún momento tocaron mi vida, a mis maestros.

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