Son pocas las veces en las que me siento extremadamente entusiasta con respecto a una oportunidad o una decisión, y es porque a lo largo de mi vida me di cuenta que había una sola manera de que no terminara hecha un mar de lágrimas por todo... y era restarle valor, energía y sentimiento a tal o cual oportunidad/suceso/acontecimiento etc, para que nada penetrara rincones íntimos. Así es como he podido llegar hasta los 24 años sin tantos raspones o moretones... aunque mentiría si dijera que no he tenido momentos de debilidad.
Cuando llega ese momento, es inevitable. Me llevo las manos a la cabeza y empiezo a llorar como desquiciada... y son tan contados esos momentos, que los tengo enumerados. Hago el recuento y analizo características, sensaciones, emociones, motivos... y hay una sola razón por la que lo hago, para no tener que repetir.
Llorar es un acto normal del ser humano, no tiene absolutamente nada de malo hacerlo... pero definitivamente no es de mis actividades favoritas.
En fin, estos ojos necesitan descansar.
Cuando llega ese momento, es inevitable. Me llevo las manos a la cabeza y empiezo a llorar como desquiciada... y son tan contados esos momentos, que los tengo enumerados. Hago el recuento y analizo características, sensaciones, emociones, motivos... y hay una sola razón por la que lo hago, para no tener que repetir.
Llorar es un acto normal del ser humano, no tiene absolutamente nada de malo hacerlo... pero definitivamente no es de mis actividades favoritas.
En fin, estos ojos necesitan descansar.
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